A unos metros de la Plaza Mayor de Arequipa encontrarás el Convento de Santa Catalina, fundado en 1579, este lugar es un complejo religioso al estilo colonial español, muy bien conservado y con muros gruesos y altos, hechos de piedra volcánica de color rosado y blanco.
El convento de Santa Catalina es realmente un gran recinto que ocupa un área de más de 20 mil metros cuadrados de una red laberíntica de calles, plazas, jardines, habitaciones y torres, similares a los de los antiguos barrios de San Lázaro y los Tambos.
El convento fue construido para la formación de monjas de clausura de la alta sociedad de Arequipa, del Perú y del mundo, muy pocas mujeres de bajos recursos podían ingresar al convento y si lo hacían era por recomendación de una autoridad importante y prestigiosa, ya que para ingresar los padres de las jovencitas tenían que abonar gran cantidad de dinero al convento.
Si bien ahora no habitan en el Convento de Santa Catalina la cantidad de monjas de clausura de antaño, aún el convento sigue recibiendo monjas de clausura, quienes utilizan solo una pequeña parte del recinto.
El Convento de Santa Catalina es muy hermoso, ya que a través de sus instalaciones y artículos se puede apreciar y conocer más de cómo vivían en esa época las monjas de clausura, además de aprender de sus prácticas culturales, religiosas y sociales. Este lugar es considerado un Monumento Histórico Nacional del Perú.
El Convento de Santa Catalina cuenta con un museo con arte religioso de la época, una pinacoteca que contiene obras de la Escuela Cuzqueña (la cual representa una fusión del estilo de la Cultura Incaica con influencia europea española) y un cafetín.
El recorrido por el convento puede durar aproximadamente 3 horas, nosotros estuvimos más de 5 horas debido que nos entretuvimos con todo lo que encontramos allí, nos tomamos fotos en los jardines, recorrimos las instalaciones bajas y altas, leímos las reseñas (las cuales se encuentran en español y en inglés) de cada pintura y objeto.